viernes, 1 de agosto de 2014

El cuento de un curso de cuentos

Érase que se era, el mal que se vaya y el bien que se venga...


Érase una vez un pequeño grupo de locos que decidieron
unir sus tiempos en pos del cuento.
Metieron sus memorias en maletas transparentes,
cargaron los equipajes en carromatos de dos ejes
y al runrún de jilgueros que trinaban a lo lejos se encaminaron hacia
la calleja...

¡Basta!
Que más que cuento esto ha de ser crónica y más que crónica debe ser memoria de lo que ocurrió en Salamanca, mediando el mes de julio de 2014, en El Ateneo, para más señas, donde le echamos cuento al verano aprendiendo a contar cuentos, compartiendo palabras y disfrutando del hacer de nuestros compañeros.

Amanecimos un lunes en Salamanca para hablar de teorías, de niños, de adultos... De palabras y cuentos.

Lunes, teoría del cuento
Despertamos el martes rescatando del tintero aquello que el lunes se había quedado pegado a sus paredes e, ilusionados, empezamos a contar... Que si tres hijas, que si tres botijas.

Aguardamos al miércoles, fecha en la que habríamos de recibir la visita de Raúl Vacas, con sus voces, con sus sombras macabras dibujadas en el suelo, con sus textos y sus poemas.
Lección magistral de un maestro.





A partir de ahí todo fue contar y escuchar, leer y mirar, contar y pasear, andar y escuchar.
El viernes, como remate de la semana, en la librería Hydria nos acercamos a libros y editoriales. De la mano de Carioca hicimos un viaje por las diferentes edades, por los distintos intereses de cada quién, por las ilustraciones y los textos. Y nos dejamos seducir por una nube de emociones que viajó convirtiéndose en gato, pantalón, helado o cuerno de unicornio.

En la librería Hydria, que nos dio cobijo y amores.

Rematamos el curso paseando, escuchando leyendas, dejándonos seducir por las palabras más antiguas que la ciudad conserva. El viento nos llevó de un sitio a otro, de una a otra historia.

Frente a la casa de las Conchas, donde d. Rodrigo Arias Aldana nos habló de honras y pesares.

De ranas y lagartos, de muertes y pecados.

Entre marqueses, mugidos, vacas y gallos de Morón.
Nos despedimos en el mesón El Padre Putas recordando historias de rameras y mancebías, de reyes miserables y populachos amables. Sueños que nacen de cuentos, cuentos que se transforman en sueños.







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